Walking on the line: El ocio y el turismo como producto

Biel Moll, Mallorca

18 de marzo de 2022

La dimensión económica de las sociedades influye de maneras muy incisivas y determinantes en la vida de los seres humanos. No me siento mensajero de un ocio puro, ajeno a la economía, pero tampoco quiero mirar hacia otro lado y hacer como si viviera en un mundo neutro. No podemos ubicarnos mínimamente sin tomar en consideración una serie de factores de la esfera económica que, a mi juicio,  tienen una repercusión especial sobre las maneras de vivir el ocio.

Se trata de una serie de “normalidades” cuyas tendencias favorecen la estandarización del ocio y  una concepción del ocio donde el fomento de la capacidad de experimentar  no tiene cabida.Ten en cuenta que presento estas particularidades económicas  de manera superlativa, en términos de tipos ideales, porque la exageración es un buen recurso para contrarrestar su capacidad para pasar desapercibidas.

-Primera particularidad. El producto lo hará todo por ti. Ocúpate simplemente de consumir y el resto se dará por sí solo. La combinación de imágenes  y  palabras adecuadas generan una sugestión muy convincente donde el producto parece estar dotado de poderes casi mágicos.No hace falta que pongas nada de tu parte cuando visitas un lugar. La calidad de la experiencia no tiene relación con tu capacidad para educar y refinar  tu manera de percibir la realidad.

-Segunda particularidad. Las virtudes del reino de la cantidad generan utilidades innegables. Este hecho nos ha llevado a suponer que siempre se puede dividir la realidad en partes.  Esta maniobra permite cuantificar cada parte con precisión y ponerle un precio. Todo es susceptible de ser convertido en producto para ser vendido, y lo mismo ocurre con las experiencias turísticas.

Olvidamos que hay atributos de la realidad cuyo valor radica en el sentido de continuidad y totalidad, en no saber donde empiezan y donde terminan, en la imposibilidad de ser aislados y delimitados con claridad.  También olvidamos que hay niveles de  realidad que funcionan en términos de proceso, con unos ritmos, unos tiempos y unas direcciones que no siempre se pueden forzar y dirigir a nuestro antojo. ¿Todo es accesible a cambio de un precio?

-Tercera particularidad. La persecución del máximo beneficio posible ha derivado en un mandamiento. Según este mandamiento tu eres objeto de estudio para saber cómo funcionas y, a partir de aquí, encontrar la mejor manera de venderte algo. El debate está servido. La legitimidad de los medios utilizados para estimular el consumo es un tema espinoso. En nuestros días hay una tendencia a favorecer el consumo por la vía de la impulsividad, fomentando una atención siempre agitada, incapaz de sostener el vacío  y necesitada del cambio permanente de estímulos. En la medida que estos hábitos de atención van ganando peso, la capacidad para experimentar va quedando reducida a la mínima expresión.

-Cuarta particularidad. Vivimos en sociedades donde cada vez más espacios son ocupados por un tiempo veloz y programado donde hay muchas cosas por hacer, hay que hacerlas rápido, hay poco tiempo disponible, hay que estar permanentemente ocupado en algo, hay horarios predeterminados. Además, durante nuestra historia cultural hemos convertido el tiempo en un fenómeno neutro y homogéneo, reducido a cualidades métricas.

El resultado de todo ello es el alejamiento cada vez mayor de la presencia y duración de los ritmos internos, la pérdida del sentido de diferencia propia de cada momento y la orientación que de allí se deriva, la dificultad para sintonizar con el momento oportuno para hacer algo, la incapacidad para adentrarse en esa paradoja que es la capacidad generativa del tiempo sin finalidad. A partir de aquí la experiencia de la vida se mueve en unas determinadas direcciones y se olvida de otras.

Una vez señaladas estas cuatro  coordenadas regresamos al punto de partida, al mundo donde habitamos. No somos ajenos al sistema económico de nuestro tiempo y sus efectos. Con todo ello, no quiero renunciar a una prueba. La prueba consiste en poner mis perspectivas en común contigo. Quizás  de esta manera surja el entendimiento y confianza necesarias para, de forma conjunta, descubrir Mallorca desde una nueva perspectiva y crear opciones relevantes para ti  allí donde parecía que sólo había alternativas que no te resultan satisfactorias.